En
la periferia de cualquier lugar del mundo no llega la modernidad,
Ni
mucho menos las nuevas tecnologías de comunicación ni de entretenimiento,
No
hay x-box, nintendos, play station, ni gameboys ni otro entretenimiento.
A
cambio de ello hay ruedas de caucho,
ruedas del destino,
Suficiente
para que en este lugar del mundo la vida circule alegremente.
Mateo
y Bersaín, 2 seres felices por la rueda que les dio la vida,
2
niños que sienten que la fortuna está de su lado pues tienen una rueda.
La
rueda de la fortuna, a veces arriba, a veces abajo pero la fortuna
Para
ellos ya está decidida: estarán abajo y tendidos a la izquierda.
Los
rimbombantes programas de asistencia social que pregona el gobierno
No
llegan a estos lugares y difícilmente algún día llegarán,
La
tautológica frase “Sin Hambre” de un gobierno peñista,
en
este lugar se topa con una polvadera que simplemente no la deja pasar,
el
polvo que cubre y tapa las miserias de ser distintos y no tener acceso a
demandas justas como vivienda digna, alimentación, educación y vestido.
Bersaín
y Mateo no entienden nada de todo esto,
No
saben de Neoliberalismo, Globalización, Tratados de Libre Comercio,
No
lo saben pero lo sienten y les cierne en las entrañas.
Mateo
dice tener 9 años, Bersaín no sabe contar y mucho menos su edad,
No
van a la escuela porque su realidad social no se las permite,
Han
cambiado los libros y los lápices por machetes y coas,
Los
salones de clase por un campo que tienen que labrar junto a sus padres.
Pero
por las tardes se encuentran en algún lugar común: la rueda de la fortuna.
La
rueda, la tierra, pies descalzos, manos
sucias, diáfanas sonrisas,
Todo
confluye en una tarde donde no se sabe si son pobres o inmensamente ricos.
Así
como la rueda, he tenido la fortuna de encontrarlos y hacerlos mis amigos
De
esta mi nueva infancia que cada día me sorprende con algo nuevo,
Bersaín
y Mateo ahora son mis nuevos amigos de la inocencia,
Cada
tarde que puedo me gusta estar con ellos, disparamos fotos de manera
arbitraria,
Un
disparo aquí y un disparo allá, no importa si no capturamos grandes momentos
Pero
en mi alma estoy capturando sus sonrisas y su inmensa alegría.
Como
no puedo hacer mucho por ellos, he decidido regalarles una foto,
La
sensación de ver su felicidad por verse retratados,
sólo
es comparable con un orgasmo auditivo al escuchar a una gran banda de rock.
Allá
van Mateo y Bersaín corriendo tras sus padres para mostrarles que están en una
foto,
Difícilmente
algún día podrían haber pagado un retrato pero hoy lo tienen.
No
es gracias a mí, es gracias a la rueda de la fortuna que nos ha permitido
toparnos
Como
piedras rodantes que se encuentran en el camino.
¡Vamos
mis nuevos amigos! Que la rueda gire como lo hace el mundo,
Que
la sonrisa brote como lo hace el agua, que los pies vuelen como lo hace el
viento,
Que
la rueda de vueltas como lo hacemos nosotros: ¡Rueda Fortuna!
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