miércoles, 25 de julio de 2012

SERIE FOTOGRAFICA: LUCHA POR EL AGUA.


Chiapas es un lugar de contrastes visibles; mientras cuenta con vastos recursos naturales como lo es el Agua, en las zonas rurales de Chiapas la gente no tiene el mismo acceso al vital líquido como en las zonas urbanas, lo que ocasiona que se luche por ella buscándola en ríos o pozos de uso común para trasladarla posteriormente cargando cubetas, botes reciclados y pumpos, por medio de carretillas, mecapales, burros, troncos, carretas o con las mismas manos; lo que simbólicamente transforma a la gente en luchadores por la sobrevivencia.

lunes, 16 de julio de 2012

ACALA, PUEBLO DE LOCOS

(La presente foto fue tomada en un poblado fuera del municipio de Acala, una frase que sin lugar a dudas fue escrita de forma peyorativa, es la visión que tienen sobre nosotros en otros lugares y aquí se deja respuesta razonada.)
 
Acala, pueblo de locos,
de desquiciados, de derroteros, de poetas, que sorbo a sorbito de vino  tragan sus desgracias en una cantina. El pueblo de las canoas rotas por un puente que nos moderniza, el de las carretas con su agua del pozito, el de los mototaxis, el de los caballos, el de las toreadas, el de las charreadas.

Acala, pueblo de locos,
el del “Chicoche” con su blanca y eterna sonrisa; el del “Tanchique” y su hinchado rostro por excesos de alcohol; el del “Pecho pecho” que nos regaló melodías con una hojita de laurel; el de “La Chenda” que nos daba miedo con sus orejitas cortadas; el del “Chus Loco” con su foránea locura y ni lo molestés porque te “jimba” piedra; el del “Mutira”, que quién sabe qué chingados significa su apodo pero orinó las calles.

Acala, pueblo de locos,
el pueblo de “El Rey”, el de “Don Rey”, el vende nieve, el de “La Jolota” y su chumpipipipipi.
Esos locos que cuando éramos niños  nos vendían un poco de felicidad en barquillos de nieve.

Acala, pueblo de locos,
al que le cantó José Alfredo Jiménez, el poeta más loco de todos los tiempos. El de la Virgen de Candelaria de la antigua Ostuta sumergida. El de “Los Floreros”, el de “La Casita”, el de “La Viva”, el de “Los Figurones”, el de “Los Panzudos”, el de “Los Parachicos”, el de “Los Disfrazados”, máscaras que ocultan la demencia de los locos y contagian al otro.


Acala, pueblo de locos,
el de mi padre Carlos con su loca y vasta inteligencia; el de mi hermosa madre Esther; el de mis hermanos Carlitos y Pablo Francisco; el de los “Victoria loco” y los “Fiesteros Coello”; el de mis amigos, el del Ponchito con su corazón dantesco, el del Rigo y su “hoy platiqué con mi gallo”, el del Chanti con sus microchips de entendimiento, el del Beto caricaturista, el del Camachito existencialista, el del Checo y su incredulidad de una revolución, el del “Toño Loco” y su loca manera de hablarme; el de mi primo Tuli con sus lecciones de superación personal, el de mi prima Lauri junto a su “Paloma Negra”; el de mi tío Jorge y su putativa paternidad (un segundo padre pues); el de mis tíos “Laco”, “Colocho” y “Chaparro” con sus chiflados pseudónimos; el de mis abuelos, el de mi abuelita Gudelia y sus clases de economía práctica; el de mi Comadre Marlene y sus tacos de cochito, el de mi boxeador preferido “Toño Chicario” y sus peleas sabatinas que lo bañaron de gloria; el de todos estos locos que formaron una gran banda de rock llamada “Los locos más locos de Acala”.


Acala, pueblo de locos,
el del “Tío Cundo” y su crónica de este loco pueblo: “la vaca no le salió mansa, le salió mensa”. El lugar de las mujeres hermosas y de los hombres más feos por el delirio de la “Castañeda”; el pueblo de las representaciones simbióticas: bello y feo se necesitan.

Acala, pueblo de locos,
el de los grandes mampos que bailan "la vida loca" como Ricky Martin; el del Chepe con su eterna arrechura; el de la diva y sus provocativas cejas delineadas; el de la corta pelo Ercilia y sus tijeras quimericas; el de la Johana Paola con sus infinitas mentiras; el del “Chente P.” y su loco arte de carros alegóricos; el de los mampitos del ayer, de los del hoy y de los del mañana. Toda esa mampada que se subieron a una canoa con el fin de hacer el “Crucero de las Locas” (Máximo Respeto a ustedes compañeros y compañeras; este es un breve tributo a ustedes con mucho cariño y admiración).

Acala, pueblo de locos,
el que me vio nacer, crecer, combatir, luchar diariamente en el ring de sus calles; el que me cobija, el que me cuida, el que me guía, el que me sirve de “Tiro al Blanco” en cada disparo que hago en cada uno de sus órganos vitales: en la periferia, en la calle, en el puente, en el río, en los potreros, en la tierra, en la cantina, en las iglesias y en cada uno de sus monumentos.

Acala, pueblo de locos,
el de las cantinas en cada esquina del pueblo; las que reciben a sus parroquianos esperando la misa del “Trusa”, “Tío Chivo”, “El Nato”, “La Yaya”, “Doña Esperanza Negra” (siempre pensé que la esperanza era verde); “El 2000” con sus vendedoras de caricias; y que no se olvidé el consagrado vino de cada caguama  o estas iglesias quedarán vacías; aquí todos se confiesan, se dan la mano y juntan los diezmos para otro vino; creen que Dios se fuma un cigarrillo y se bebe sus penas al mismo tiempo que  ellos.

Acala, nunca dejes de producir estos locos,
vuélvete el manicomio de siempre con tus mosquitos piqueteros; pica, aguijonea, molesta, fastidia, jódele a la historia y al sistema mismo. Acala, gracias por ser mi hogar trastornado por la locura, gracias por las escenas diarias, por las batallas mismas, por las fotos regaladas en cada disparo, por eso y por mucho más: ¡Muchas gracias Acala, pueblo de locos!


sábado, 7 de julio de 2012

EL ARTE DE SER GAY



Gracias a esta pareja gay de la Ciudad de México que se dejo retratar, máximo respeto a ustedes compañeros y compañeras.

“¿Para qué queremos automóviles?,

 si no hemos aprendido a caminar”.

Lauro


Ser gay no es una cuestión sexual, sino un estado de conciencia más amplio y progresivo. No significa ejercer la prostitución en cualquier esquina vestida de mujer con una bolsa de piel marrón y con un cigarrillo en la mano; no, eso no, quizás esté más asociado a su acrónimo simbólico “G.A.Y.” (Good As You), bueno como tú, como yo, como cualquier persona que se jacte de ser heterosexual y lo demuestre a través de una homofobia lacerante para una comunidad diversa y alegre.

Ser gay no tiene nada que ver con realizar fiestas fastuosas, consumir drogas duras o llevar una vestimenta cara, tampoco aparenta venderse o suplicar por relaciones erótico-amorosas con otras personas del mismo género. Ser gay es sentir, crear, vivir, amarse a uno mismo y a las supuestas minorías que cada vez son mayores.

El gay no se esconde dentro de un “closet”  y se envuelve en una bandera del tono “arcoíris” para ocultar su diferencia, un gay se manifiesta autentico y real, pelea y resiste. Su vida es una constante lucha contra una sociedad conservadora y prejuiciosa, una sociedad de doble moral que se espanta cuando un hombre besa a otro en la boca pero no se inmuta cuando miles de personas mueren víctimas de un sistema que no provee alimentos ni los recursos más elementales para poder sobrevivir.

Ser gay y ser lesbiana no representa colgarse en el cuello o portar en otro lugar del cuerpo la letra “Lambda”, el “Labrys” o un “Triángulo Rosa o Negro”. Ellos no necesitan de todo eso porque son iconoclastas por antonomasia, transgreden, destrozan, destruyen, rompen tabúes y la moral impuesta; son pues “flores guerreras de una nueva aurora” y cuando lo logren ese amanecer nos alumbrará el pensamiento a todos al mismo tiempo.

Ser gay no es hablar de manera afeminada y “dejar caer la mano” producto del temor a los “otros”, a los que se creen distintos y no lo son. Un gay no tiene miedo y se enfrenta al morbo de los que piensan en pequeño, a los que se burlan día a día, a los que creen vivir y no están, a los que se creen más machos y se orinan en los pantalones ante la desconfianza de lo diferente.

Ser gay significa ser un buen amigo (como mis amigos Chepe y  Oscar Melado), ser divertido y reírse junto a ellos, es sorprenderse con la espontaneidad, con el juego y con el baile. Ser gay significa estar frente a esta pantalla, esperando descifrar lo que quiero escribir y no tener impedimento en esperar las críticas.

Ser gay es estar escuchando de fondo de inspiración a Radiohead tratando de entender qué significaba que Kurt Cobain usara vestidos en sus conciertos; representa rendir este pequeño homenaje a esta comunidad de la que son parte grandes poetas como Oscar Wilde, Federico García Lorca, Salvador Novo y la poetisa griega Safo o personajes tan disímbolos como el buen Homero Simpson que cada vez que puede nos regala escenas graciosas llenas de cuestionamiento sexual, es pues, un tributo a esta comunidad de la que tal vez sean parte mi padre y hermano por los besos espontáneos en la boca. Ahora mismo me pregunto yo ¿quién es más gay? Aquel que vive de manera digna y radiante o aquél que sólo vive para lidiar y señalar; no lo sé, y ni lo entiendo, lo único que sé es que yo tengo una gorra rosa por si me quieren confundir…

NOTA: Se usa el término Gay para reinvindincar tanto a mujeres como hombres y no los terminos lesbianas u homosexuales por ser una cuestiòn peyorativa. La mayoría de los gays americanos y europeos rechazan el uso de dicho término, argumentando que es una palabra con connotaciones clínicas de una era en la que las relaciones homoeróticas se consideraban una enfermedad psiquiátrica. Para ellos, “homosexual” enfatiza desproporcionadamente el acto sexual, omitiendo todo lo referente a la atracción, las relaciones románticas y sobre todo la cultura gay; por lo tanto ese término deshumaniza a los gays y lesbianas, reduciendo sus pasiones, sus relaciones afectivas, su estilo vital y su modo de vida al simple acto sexual.