A Felipe
Calderón Hinojosa,
Presidente
de la República Mexicana.
A Juan
Sabines Guerrero,
Gobernador
del Estado de Chiapas.
“Si volviera el
amor, si tuviera un hermano, un padre,
un amigo, una hija, una perra, un sueño en la
mano,
moriría ese
dolor de buscar el calor en el cruel laberinto
de estas calles
sin sol, de estos niños sin Dios.
Cuando tenga la
suerte de encontrarme a la muerte
yo le voy a
ofrecer todo el tiempo vivido y todas mis fotos
por un distante
instante, un instante de olvido”
Paráfrasis de la canción Distante
Instante,
Rockdrigo
González.
Yo,
Lauro Alberto Victoria Coello, orgullosamente chiapaneco y mexicano por pacto
político, de profesión Licenciado en Ciencias de la Comunicación y de ocupación
fotógrafo independiente, tiene a bien manifestarles lo siguiente:
Quizás
habrán escuchado en algún lugar que “todo aquél que nos gobierna se vuelve
nuestro enemigo”, y aunque pareciera una frase tautológica para mí no es el caso
porque todo lo aquí voy a exponer está respaldado por medio de imágenes; es
decir, aquí son “hechos, no palabras”. Es por ello que hace tiempo comencé una
investigación de cómo viven los niños en comunidades rurales de Chiapas y me he
topado con una realidad bastante dolorosa. Chiapas, debería
usted saberlo señor presidente y señor gobernador, se encuentra abajo del mapa
mexicano por lo que vendría siendo algo así como “Los Pies de México” por todo
lo que genera a nivel nacional a través de sus recursos naturales, en esa misma
sintonía los niños representan el sustento y el futuro de nuestra nación, pero
desafortunadamente estos pies se encuentran descalzos o desprotegidos por la
falta de asistencia social que ustedes brindan a través de sus programas.
Señor
Felipe Calderón Hinojosa en su último informe de gobierno se mostraba muy
efusivo por la conmemoración del Bicentenario de Independencia y Centenario de
la Revolución, declarando que “en este 2010 aumentamos el número de
beneficiarios de los programas Oportunidades y Apoyo alimentario, de cinco
millones y medio a seis millones y medio de familias, lo que equivale a 34
millones de mexicanos; es decir, uno de cada tres habitantes del país de los
más pobres reciben en promedio 730 pesos mensuales y hasta un máximo de 2900 en
los hogares que tienen varios hijos marcados y adultos mayores. Reciben ese
apoyo por parte del Gobierno precisamente para superar sus condiciones de
pobreza; esta acción cubre por sí sola a mucho más de la totalidad de los
mexicanos que viven en pobreza extrema”. Datos y cifras que no corresponden a
la realidad de que haya niños descalzos, sin vestido, sin alimentación, sin
acceso a la educación y que estén expuesto a diversas enfermedades por las
condiciones lamentables en las que viven. Seguramente ante su efusividad, los
antiguos héroes de nuestra nación se levantarían de sus tumbas para agradecerle
dicha celebración, no sin antes pedirle que se retire dignamente de su cargo ya
que si hace 100 años estábamos jodidos, hoy realmente estamos peor.
Estimado Juan Sabines Guerrero, gobernador de nuestro
estado, es de admirarse que durante su administración se haya elevado a rango
constitucional la obligación de cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio del Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo, a través del artículo 62 que hace referencia que
los
Ayuntamientos para mejorar e incrementar el índice de desarrollo humano de su
población, deberán alinear las políticas en materia de desarrollo social
del
Municipio a los Objetivos antes mencionados, que de entre los 8 que usted debe conocer
muy bien, los dos primeros como la erradicación
de la pobreza extrema y el hambre y la de garantizar el acceso a la educación,
llaman poderosamente mi atención, puesto que como usted puede observar hace
falta bastante trabajo para que estos niños junto a sus familias tengan un
nivel de vida decente.
Asimismo la
Declaración de los Derechos del Niño impulsada por la ONU, que puede resumirse
a que los niños vivan de manera digna, y el artículo 4º de la Constitución
Mexicana que en uno de sus párrafos reza que “los niños y las niñas tienen
derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación
y sano esparcimiento para su desarrollo integral”, en Chiapas se “topa” con un
sucio polvo que simplemente no los deja pasar, el polvo que cubre y tapa “los
pies de los niños” que no tienen acceso a demandas justas como vivienda, agua
potable, educación y vestido. Mi pregunta es ¿dónde están los apoyos brindados
para una vivienda digna que ustedes difunden?, si Oscar vive en una casa cercada
con telas viejas (foto1), al igual que los demás niños viven en casas de
cartón, bambúes, tablas y lodo. ¿Por qué a los padres de estos niños no les
llega ningún apoyo?, o aún siguen manteniendo la “línea” del “México de cuates
y de cuotas”, o en palabras más coloquiales: “si estuviste conmigo ya chingaste
y si no pues ya te chingaste”.
De
esta manera, pueden ver ustedes que estos niños ante la falta de
“Oportunidades”, y aunque tienen el derecho de no trabajar antes de una edad
mínima adecuada, se ven obligados a proveerse de lo necesario para poder
sobrevivir y por ende trabajar a tan pequeña edad, como aquellos niños que
buscan el agua, recolectan leñas, trabajan en el campo en busca del maíz ya sea
para comerciarlo o para hacer tortillas, y el niño que busca en un árbol una
fruta para saciar el hambre(foto 2 a la 6). De este lado del camino, la vida de
los niños transita de manera distinta a como ustedes nos lo quieren hacer ver a
través de sus informes y sus frases rimbombantes como “Vida Mejor”; en este
lado del camino la vida es más entretenida y más barata pero no menos dolorosa.
Y
saben ¿por qué la vida de estos niños es más entretenida y más barata?, porque
aún con esta lastimosa situación y ante el abandono de ustedes, los niños no
muestran signos de tristeza o desesperanza porque se divierten a través del juego
con aquello que tienen, como el niño que se fuga de esta realidad con un
columpio hecho con un simple pedazo de lazo para volar cerca de las nubes o de
aquellos que corren junto a una llanta de caucho y viven dentro de la rueda de
la vida: a veces arriba y a veces abajo, aunque para ellos ya esté inclinada
hacia abajo y con pies descalzos (foto 7 a la 9).
Supongo
que usted señor presidente y señor gobernador no son lo suficientemente
perversos y malos para hacer caso omiso a lo que aquí se demanda, porque me
imagino que ustedes quieren a su familia y a sus hijos, esos hijos que
seguramente viven decorosamente en una mansión con abundante agua, comen los
mejores platillos, visten ropas de marca y se entretienen con X-box, celulares
o juguetes que anuncian grandes corporaciones. Me imagino que ustedes no saben
que Pedrito tiene la misma ropa sucia y desgastada desde hace semanas y que en
su rostro sucio esconde la sonrisa de que algún día ustedes hagan algo por él o
de que en algún momento acudan hasta donde se encuentra.
Cuando
ustedes estén dispuestos a visitar estos lugares, los invitaré a jugar con
estos niños y niñas el juego del avión que trazan en la tierra, a tirar los trompos o las canicas que juegan
cerca de las montañas y las nubes (foto 10 y 11). Les propongo que si quieren
ganar (pero no una elección) el corazón y la confianza de estos niños
construyamos con ellos un carrito de madera con llantas de plástico recicladas
o improvisemos avioncitos de papel para volar a otra realidad (foto12 y 13).
Ahora que si ya realmente les gustó jugar, nos ponemos las máscaras de
luchadores y luchamos todos juntos para que la
situación de cada uno de estos niños definitivamente cambie (foto 14). O de
plano si queremos revertir la historia introduzcámonos a la máquina del tiempo
que han inventado Luis y Jorge para ver si desde un tiempo pasado podemos
componer todo lo que está descompuesto (foto 15).
Felipe
Calderón Hinojosa y Juan Sabines Guerrero habría que preguntarnos, ¿qué
responsabilidad social tenemos con estos niños?, porque la culpa no la tienen
ellos, son “los olvidados” por parte de
sus administraciones y de las pasadas ya que los programas de asistencia social
que ustedes pregonan simplemente no llegan por la corrupción misma que ha
existido en este país desde hace mucho tiempo. Tal y como lo demuestra la
imagen del niño que juega cerca de su mascota en un árbol y sonríe de cabeza, porque
sin querer, resume como se encuentra México: hacia abajo y lleno de “mapaches”;
pareciera que los dueños de esa humilde casa intencionalmente hubiesen colocado
de cabeza la bandera que ondea al fondo o quizás ante su ignorancia se sientan
muy mexicanos y no les importa la realidad de México ni mucho menos como
colocan una bandera si al menos tienen para sobrevivir. Ya otra niña como
Mafalda explicó esta situación de la pobreza en el sur desde la simple observación del globo
terráqueo: ¡estamos “cabeza-abajo”! (foto 16)
Quizás
por eso y ante tanto desamparo una niña ha empuñado su tirador para decir ¡ya
basta!, que están cansados de tanta injusticia y que si las cosas siguen igual,
ella protegerá a sus hermanitos y amigos, como una Blanca Nieves que vela por
los 7 enanos; ¡cuidado, mucho cuidado! una infante(ría) de la revolución se
está gestando en el sur (foto 17). Pero no teman demasiado señores gobernantes
porque todos estos niños esperan algo de parte de ustedes, como Mateo espera en
un sillón (bastante viejo de tanto esperar) que su situación cambie, mientras
al fondo su hermanito asoma la cabeza con su boca tapada porque siente
vergüenza y aun está muy pequeño para poder reclamarles (foto18).
Debo mencionarles
que la realización de estas fotografías no fue nada fácil, ya que muchas
instituciones gubernamentales que ustedes dirigen han acudido a estos lugares
ofreciendo apoyos que nunca llegan por lo que los padres de los niños al ver
alguien externo a su comunidad sienten desconfianza, mucho más si te miran
cámara en mano, pero explicándoles la razón de mi presencia y prometiéndoles
regalarles una foto impresa de lo capturado pude establecer lazos de amistad
con todos los niños que hasta el momento de escribir esta carta me regocijan el
alma.
Quizás ustedes
se preguntarán ¿por qué hago esta denuncia?, pues bien, la primera razón es que
tuve una infancia rota por todas las personas queridas que he perdido en mi
vida por lo que al ver estos niños como se divertían a pesar de sus paupérrimas
situaciones quise recuperar algo de lo que se me había olvidado: ser feliz. La
segunda razón es que encontré a niños como Oscar, Mateo y Pedrito divirtiéndose
con una simple llanta y desde ese momento ya nada fue arbitrario sino que creé este
proyecto de niños descalzos titulado “Los Pies de México”. Admito que en la
captura de las fotos percibí a estos niños gigantes pero después de regresar
con sus fotos impresas para regalárselas pude ver lo pequeño y frágiles que
eran; ellos me enseñaron con cada uno de sus gestos y miradas que vale la pena
seguir vivo y luchar por nuestros sueños, el tiempo se detenía cuando les
tomaba una foto y hablaban conmigo, contándome que no van a la escuela porque
el dinero no ajusta y a veces tenían que buscar en el monte algo para poder
comer. Lo hago por todos estos niños pero principalmente por Oscar y Mateo,
para que algún día puedan ser beneficiados con alguno de los apoyos que ustedes
manejan y lo hago para que estas imágenes logren mover las fibras de sus
corazones mis queridos gobernantes.
PD: Desde la casita de
Oscar, donde se filtra el agua en épocas lluviosas pero donde también se filtra
la luz de la esperanza de que algo puede cambiar, se despide de ustedes El
Kamaleón infantil.