martes, 13 de noviembre de 2012

CARTA A FELIPE CALDERON Y A JUAN SABINES



A Felipe Calderón Hinojosa,
Presidente de la República Mexicana.
A Juan Sabines Guerrero,
Gobernador del Estado de Chiapas.


“Si volviera el amor, si tuviera un hermano, un padre,
 un amigo, una hija, una perra, un sueño en la mano,
moriría ese dolor de buscar el calor en el cruel laberinto
de estas calles sin sol, de estos niños sin Dios.
Cuando tenga la suerte de encontrarme a la muerte
yo le voy a ofrecer todo el tiempo vivido y todas mis fotos
por un distante instante, un instante de olvido”
Paráfrasis de la canción Distante Instante,
Rockdrigo González.


Yo, Lauro Alberto Victoria Coello, orgullosamente chiapaneco y mexicano por pacto político, de profesión Licenciado en Ciencias de la Comunicación y de ocupación fotógrafo independiente, tiene a bien manifestarles lo siguiente:

Quizás habrán escuchado en algún lugar que “todo aquél que nos gobierna se vuelve nuestro enemigo”, y aunque pareciera una frase tautológica para mí no es el caso porque todo lo aquí voy a exponer está respaldado por medio de imágenes; es decir, aquí son “hechos, no palabras”. Es por ello que hace tiempo comencé una investigación de cómo viven los niños en comunidades rurales de Chiapas y me he topado con una realidad bastante dolorosa. Chiapas, debería usted saberlo señor presidente y señor gobernador, se encuentra abajo del mapa mexicano por lo que vendría siendo algo así como “Los Pies de México” por todo lo que genera a nivel nacional a través de sus recursos naturales, en esa misma sintonía los niños representan el sustento y el futuro de nuestra nación, pero desafortunadamente estos pies se encuentran descalzos o desprotegidos por la falta de asistencia social que ustedes brindan a través de sus programas.

Señor Felipe Calderón Hinojosa en su último informe de gobierno se mostraba muy efusivo por la conmemoración del Bicentenario de Independencia y Centenario de la Revolución, declarando que “en este 2010 aumentamos el número de beneficiarios de los programas Oportunidades y Apoyo alimentario, de cinco millones y medio a seis millones y medio de familias, lo que equivale a 34 millones de mexicanos; es decir, uno de cada tres habitantes del país de los más pobres reciben en promedio 730 pesos mensuales y hasta un máximo de 2900 en los hogares que tienen varios hijos marcados y adultos mayores. Reciben ese apoyo por parte del Gobierno precisamente para superar sus condiciones de pobreza; esta acción cubre por sí sola a mucho más de la totalidad de los mexicanos que viven en pobreza extrema”. Datos y cifras que no corresponden a la realidad de que haya niños descalzos, sin vestido, sin alimentación, sin acceso a la educación y que estén expuesto a diversas enfermedades por las condiciones lamentables en las que viven. Seguramente ante su efusividad, los antiguos héroes de nuestra nación se levantarían de sus tumbas para agradecerle dicha celebración, no sin antes pedirle que se retire dignamente de su cargo ya que si hace 100 años estábamos jodidos, hoy realmente estamos peor.

Estimado Juan Sabines Guerrero, gobernador de nuestro estado, es de admirarse que durante su administración se haya elevado a rango constitucional la obligación de cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo,  a través del artículo 62 que hace referencia que los Ayuntamientos para mejorar e incrementar el índice de desarrollo humano de su población, deberán alinear las políticas en materia de desarrollo social del Municipio a los Objetivos antes mencionados, que de entre los 8 que usted debe conocer muy bien, los dos primeros como la erradicación de la pobreza extrema y el hambre y la de garantizar el acceso a la educación, llaman poderosamente mi atención, puesto que como usted puede observar hace falta bastante trabajo para que estos niños junto a sus familias tengan un nivel de vida decente.

Asimismo la Declaración de los Derechos del Niño impulsada por la ONU, que puede resumirse a que los niños vivan de manera digna, y el artículo 4º de la Constitución Mexicana que en uno de sus párrafos reza que “los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral”, en Chiapas se “topa” con un sucio polvo que simplemente no los deja pasar, el polvo que cubre y tapa “los pies de los niños” que no tienen acceso a demandas justas como vivienda, agua potable, educación y vestido. Mi pregunta es ¿dónde están los apoyos brindados para una vivienda digna que ustedes difunden?, si Oscar vive en una casa cercada con telas viejas (foto1), al igual que los demás niños viven en casas de cartón, bambúes, tablas y lodo. ¿Por qué a los padres de estos niños no les llega ningún apoyo?, o aún siguen manteniendo la “línea” del “México de cuates y de cuotas”, o en palabras más coloquiales: “si estuviste conmigo ya chingaste y si no pues ya te chingaste”.

De esta manera, pueden ver ustedes que estos niños ante la falta de “Oportunidades”, y aunque tienen el derecho de no trabajar antes de una edad mínima adecuada, se ven obligados a proveerse de lo necesario para poder sobrevivir y por ende trabajar a tan pequeña edad, como aquellos niños que buscan el agua, recolectan leñas, trabajan en el campo en busca del maíz ya sea para comerciarlo o para hacer tortillas, y el niño que busca en un árbol una fruta para saciar el hambre(foto 2 a la 6). De este lado del camino, la vida de los niños transita de manera distinta a como ustedes nos lo quieren hacer ver a través de sus informes y sus frases rimbombantes como “Vida Mejor”; en este lado del camino la vida es más entretenida y más barata pero no menos dolorosa.

Y saben ¿por qué la vida de estos niños es más entretenida y más barata?, porque aún con esta lastimosa situación y ante el abandono de ustedes, los niños no muestran signos de tristeza o desesperanza porque se divierten a través del juego con aquello que tienen, como el niño que se fuga de esta realidad con un columpio hecho con un simple pedazo de lazo para volar cerca de las nubes o de aquellos que corren junto a una llanta de caucho y viven dentro de la rueda de la vida: a veces arriba y a veces abajo, aunque para ellos ya esté inclinada hacia abajo y con pies descalzos (foto 7 a la 9).

Supongo que usted señor presidente y señor gobernador no son lo suficientemente perversos y malos para hacer caso omiso a lo que aquí se demanda, porque me imagino que ustedes quieren a su familia y a sus hijos, esos hijos que seguramente viven decorosamente en una mansión con abundante agua, comen los mejores platillos, visten ropas de marca y se entretienen con X-box, celulares o juguetes que anuncian grandes corporaciones. Me imagino que ustedes no saben que Pedrito tiene la misma ropa sucia y desgastada desde hace semanas y que en su rostro sucio esconde la sonrisa de que algún día ustedes hagan algo por él o de que en algún momento acudan hasta donde se encuentra.

Cuando ustedes estén dispuestos a visitar estos lugares, los invitaré a jugar con estos niños y niñas el juego del avión que trazan en la tierra,  a tirar los trompos o las canicas que juegan cerca de las montañas y las nubes (foto 10 y 11). Les propongo que si quieren ganar (pero no una elección) el corazón y la confianza de estos niños construyamos con ellos un carrito de madera con llantas de plástico recicladas o improvisemos avioncitos de papel para volar a otra realidad (foto12 y 13). Ahora que si ya realmente les gustó jugar, nos ponemos las máscaras de luchadores y luchamos todos juntos (pero no contra el narcotráfico) para que la situación de cada uno de estos niños definitivamente cambie (foto 14). O de plano si queremos revertir la historia introduzcámonos a la máquina del tiempo que han inventado Luis y Jorge para ver si desde un tiempo pasado podemos componer todo lo que está descompuesto (foto 15).

Felipe Calderón Hinojosa y Juan Sabines Guerrero habría que preguntarnos, ¿qué responsabilidad social tenemos con estos niños?, porque la culpa no la tienen ellos,  son “los olvidados” por parte de sus administraciones y de las pasadas ya que los programas de asistencia social que ustedes pregonan simplemente no llegan por la corrupción misma que ha existido en este país desde hace mucho tiempo. Tal y como lo demuestra la imagen del niño que juega cerca de su mascota en un árbol y sonríe de cabeza, porque sin querer, resume como se encuentra México: hacia abajo y lleno de “mapaches”; pareciera que los dueños de esa humilde casa intencionalmente hubiesen colocado de cabeza la bandera que ondea al fondo o quizás ante su ignorancia se sientan muy mexicanos y no les importa la realidad de México ni mucho menos como colocan una bandera si al menos tienen para sobrevivir. Ya otra niña como Mafalda explicó esta situación de la pobreza en el sur desde la simple observación del globo terráqueo: ¡estamos “cabeza-abajo”! (foto 16)

Quizás por eso y ante tanto desamparo una niña ha empuñado su tirador para decir ¡ya basta!, que están cansados de tanta injusticia y que si las cosas siguen igual, ella protegerá a sus hermanitos y amigos, como una Blanca Nieves que vela por los 7 enanos; ¡cuidado, mucho cuidado! una infante(ría) de la revolución se está gestando en el sur (foto 17). Pero no teman demasiado señores gobernantes porque todos estos niños esperan algo de parte de ustedes, como Mateo espera en un sillón (bastante viejo de tanto esperar) que su situación cambie, mientras al fondo su hermanito asoma la cabeza con su boca tapada porque siente vergüenza y aun está muy pequeño para poder reclamarles (foto18).

Debo mencionarles que la realización de estas fotografías no fue nada fácil, ya que muchas instituciones gubernamentales que ustedes dirigen han acudido a estos lugares ofreciendo apoyos que nunca llegan por lo que los padres de los niños al ver alguien externo a su comunidad sienten desconfianza, mucho más si te miran cámara en mano, pero explicándoles la razón de mi presencia y prometiéndoles regalarles una foto impresa de lo capturado pude establecer lazos de amistad con todos los niños que hasta el momento de escribir esta carta me regocijan el alma.

Quizás ustedes se preguntarán ¿por qué hago esta denuncia?, pues bien, la primera razón es que tuve una infancia rota por todas las personas queridas que he perdido en mi vida por lo que al ver estos niños como se divertían a pesar de sus paupérrimas situaciones quise recuperar algo de lo que se me había olvidado: ser feliz. La segunda razón es que encontré a niños como Oscar, Mateo y Pedrito divirtiéndose con una simple llanta y desde ese momento ya nada fue arbitrario sino que creé este proyecto de niños descalzos titulado “Los Pies de México”. Admito que en la captura de las fotos percibí a estos niños gigantes pero después de regresar con sus fotos impresas para regalárselas pude ver lo pequeño y frágiles que eran; ellos me enseñaron con cada uno de sus gestos y miradas que vale la pena seguir vivo y luchar por nuestros sueños, el tiempo se detenía cuando les tomaba una foto y hablaban conmigo, contándome que no van a la escuela porque el dinero no ajusta y a veces tenían que buscar en el monte algo para poder comer. Lo hago por todos estos niños pero principalmente por Oscar y Mateo, para que algún día puedan ser beneficiados con alguno de los apoyos que ustedes manejan y lo hago para que estas imágenes logren mover las fibras de sus corazones mis queridos gobernantes.
PD: Desde la casita de Oscar, donde se filtra el agua en épocas lluviosas pero donde también se filtra la luz de la esperanza de que algo puede cambiar, se despide de ustedes El Kamaleón infantil.